En este bloque hablare sobre la hora del cuento. Cuando nos referimos a la hora del cuento, hablamos de la transmisión literaria de una persona hacía otra, puede ser una maestra hacia sus alumnos, una madre o padre con su hijo, una tía a sus sobrinos, un niño a otro niño, etc. Puede ser de muchas maneras, las personas que lo trasmiten (padres, hermanos, amigos, maestras, etc.) y los receptores, en este caso los niños. A continuación nos centraremos en la hora del cuento en el aula, de las maneras en que podemos hacerlo con los alumnos y los recursos y materiales que podemos utilizar.
A
la hora de trasmitir las historias podemos usar libros de autor o cuentos
folclóricos. En los libros de autor,
sin textos que calificar como literarios (como ya vimos en el bloque 1) acercan
al niño al campo de la literatura y de la imagen (experiencia artística). Si
están bien escogidos, debemos hacer una buena selección como hemos visto en el
bloque 1, debemos leerlos en clase y también enseñarles las imágenes, no sólo
para que los niños sigan la historia con las imágenes, sino porque las imágenes
son artísticas, es arte. Otra opción son los cuentos folclóricos, cómo ya pudimos ver en el bloque
anterior los textos folclóricos no son infantiles, por lo tanto o encontramos
buenas adaptaciones para niños (en contenido, vocabulario, etc.) o hacemos
nosotros las adaptaciones. Al ser historias que en su origen se trasmitían de
forma oral, hasta que se recogieron por escrito, la mejor manera de contarlo a
los niños es oralmente, sin leerlo.
Hay
tres estrategias para trasmitir literatura a los niños:
LECTURA: es reproducir literalmente (a menos que encontremos palabras muy difíciles para los niños) lo que está escrito en un texto. Uno de los objetivos de esta estrategia (aparte de acercar la literatura a los niños y hacerles disfrutar de los libros) es ser un modelo de lectura para los niños. Esto conlleva ser un buen lector, ponerle énfasis, hacer bien los signos de puntuación, no leer rápido, mirar a los niños mientras leemos, no exagerar ni poner voces. Para los más pequeños (2-3 años) es mejor que mientras vayamos leyendo, les enseñemos las imágenes. Hace poco descubrí una iniciativa educativa que no conocía y que me sorprendió por ver la buena idea que es, “Padrinos de lectura”, consiste en que niños y niñas de primaria (2º ciclo) o más mayores apadrinan niños de educación infantil (2º ciclo) y les leen cuentos. Es una estupenda idea, ya que así podemos fomentar el gusto de la lectura y hacer de ella algo entretenido y divertido. A continuación os dejo el enlace del blog del colegio Cardenal Spínola de Madrid, donde cuentan el proyecto detalladamente. (pinchar en la imagen)
NARRACIÓN CON LIBRO:
es igual que la lectura, pero contando la historia con nuestras palabras
(podemos modificar el texto) apoyándonos siempre en las imágenes del libro.
Quien narra debe hacer referencia a las
ilustraciones mientras cuenta la historia. Es muy bueno interactuar con los
niños, también cambiar algunas voces a los personajes, sin exagerar, hace de la
narración más expresiva e interesante.
CUENTACUENTOS:
Es relatar una historia sin apoyo visual, sin libro. Es la mejor estrategia
para los textos folclóricos. Al no tener apoyo visual, podemos fomentar la
imaginación de los niños, que sean ellos los que por sí mismos generen las
imágenes de la historia relatada. Para ser un buen cuentacuentos, debemos prepararnos
muy bien la historia, en las otras estrategias también, pero aquí no contamos
con ningún apoyo si nos perdemos. En esta forma de trasmitir se nos permite
mucho más interactuar con los niños, que sean ellos los que participen en el
cuento, si la participación es buena, podemos cambiar la historia, el final,
etc. ellos por lo general no conocerán el texto y al no tener libro, no
tenernos que seguir una pauta.
A la hora de realizar una de estas tres
estrategias, el narrador (el que cuenta la historia) debe tener imaginación,
expresividad y una buena comunicación para que se produzca empatía con los
niños. Debemos conseguir una buena conexión. Tenemos que conseguir hacer soñar
a los niños, transportándoles con la narración a un mundo imaginario. Para ello
es importante que el narrador (el adulto que cuente la historia) se lo haya
preparado previamente. Sepa de qué trata la historia, que valores y contravalores
podemos extraer, sí a los niños les gustará o no, si es adecuado a la edad de
los niños, etc.
Además
de la hora del cuento, podemos hacer una multitud de actividades con los niños,
antes, durante y después de la lectura. Estas actividades están pensadas para
jugar con el niño, acercarle a la literatura cómo un juego, hacer que se
divierta escuchado historias, transportarle a otros mundos. Tenemos que
quitarnos de la cabeza la idea de hacer actividades antes y después de la
lectura a modo de comprensión lectora.
- Antes: Debemos crearles expectativas, intriga a los niños, que tengan ganas de que les contemos la historia. Plantear actividades, como puede ser hablarles de que trata el libro, y preguntarles a ellos, hacerles participes que se sientan protagonistas. Por ejemplo: Si les vamos a contar el libro “Cuéntame otra vez la noche en que nací”, les podemos preguntar si conocen su historia, si saben algo curioso del día en que nacieron, etc. Cómo ya sabemos los niños están en un período egocentrista, y les gusta mucho y quieren hablar de ellos, y esto nos puede servir para que quieran y disfruten de la lectura.
- Durante: En las tres estrategias debemos buscar la interactuación con los niños. En el cuentacuentos es con la que más podemos interactuar con ellos, haciendo gestos, movimientos, etc. Al no tener libro, ni soporte visual, debemos ofrecerles espectáculo. En la narración con libro también se puede interactuar con ellos, aun que en esta estrategia no es conveniente hacer gestos, ya que contamos con el aporte visual del libro o las imágenes. La lectura es la estrategia que menos permite la interactuación. Pero en todas ellas debemos tener presentes un contacto visual, mirarles a los ojos.
- Después: Cómo ya he dicho anteriormente las actividades, sobre todo las de después del cuento, no son para evaluar la lectura o la comprensión de la historia, para ello ya contamos con materiales didácticos. Lo que pretendemos con estas actividades es que los niños nos cuenten cómo han vivido la experiencia literaria, que les ha parecido la historia, sí les ha gustado o no, porque, etc. Una actividad estupenda después del cuento es hacerles preguntas y que los niños vayan contando lo que les ha parecido, que lo relacionen con sus experiencias, etc.
Después
de ver este bloque en clase, he podido darme cuenta que no es tan fácil
contarles historias a los niños, si lo queremos hacer bien claro. Me he dado
cuenta que en nuestra futura profesión, tenemos en nuestras mano (junto a las
familias) la posibilidad de acercar la literatura a los niños, las ganas por
leer, por los libros, por las historias, etc. De hacerles ver que en los libros
pueden encontrar millones de historias con las que sentirse identificado y las
cuales les pueden trasladar a mundo preciosos e hisotrias magnificas. Para ello
los profesionales debemos ser capaces de hacer buenas selecciones de libros,
dependiendo del a edad de los niños, saberles trasmitir, hacer una buena
lectura, narración o cuentacuentos, prepararnos bien las estrategias y una vez
contado, disfrutar, hacer partícipe a los niños con actividades entretenidas,
hablando, etc.
También
me he podido dar cuenta que todo esto muchas veces en la práctica no es así.
Cuando estuve de prácticas, las maestras contaban libros, hacían narración con
cuento, pero no dejaban a los niños participar. Es decir, no les motivaban ni
les creaban intriga antes del cuento, durante la narración no dejaban que los
niños intervinieran y después ni siquieran hablaban, ni hacían alguna
actividad. Desde mi observación pude darme cuenta que usaban los libros cómo
relleno en las horas muertas, es decir después del desayuno y antes de ir al
recreo leían un cuento para hacer tiempo hasta la hora del recreo. El contar un
cuento no era una actividad o estaba integrado en el horario habitual. Además de
que los libros que tenían en el aula “rincón de biblioteca” dejaban mucho que
desear, tanto por cómo estaban cuidados, por la selección. (Este tema lo
comentare más en profundidad en el bloque 5). Pero cómo de lo malo también se
aprende, yo me llevo el hecho de que en mi futuro como maestra no quiero
contarles un cuento a mis alumnos sólo por rellenar y ocupar horas. Sino que me
encantaría trasmitirles el gusto por los libros, dedicar horas exclusivamente a
contar historias, ver libros, hacer actividades sobre lo que nos parecen los
libros o las historias contadas, que los niños y niñas puedan contagiarse de
mis ganas y mi pasión por los libros, las historias y la magia que nos
trasmiten.
Por
último decir que he disfrutado cómo una niña pequeña con las clases de este
bloque (sin desmerecer las otras clases). Escuchar las historias, los libros
que nos contaba Irune, quedarme embobada oyendo, querer participar contando mis
experiencias.
¿Porque
a quien no le gusta que le cuenten un cuento?
Perfecto.
ResponderEliminarIdeas muy útiles para despertar el amor a la lectura.
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